Había una vez, en un lugar muy lejano, una ciudad llamada casorio. En esta ciudad, se tenía la idea que la mayor felicidad era casarse, por lo tanto era obligación casarse.
En esa localidad vivía Soltera, que tenía un grupo muy grande de amigos y amigas. Todas las chicas de su edad tenían el mismo sueño, ¡Todas querían casarse!
-¿Por qué quieres casarte?- Les preguntaba ella.
- No sé, es bonito- respondía una.
- No sé, por tradición.
- ¡Es lo que se espera de nosotras!
¿Lo que se espera de nosotras? ¿También de mi? ¡Si yo no quiero casarme!, pensaba Soltera.
Preguntó a su padre y a su madre
- ¿De verdad que tengo que casarme? Me fijo en las parejas casadas, no todas son felices. ¡Yo no quiero casarme!
- Hija- dijo su madre- en esta ciudad es obligatorio, pero si no quieres casarte puedes viajar a otros lugares para evitar hacerlo. Tenemos dinero ahorrado para que puedas irte a conocer otros lugares.
Así que Soltera se fue a recorrer mundo, fundó los viajes de Singles y vivió muy feliz.